A VUELTAS CON LA REFORMA DE LA ESTIBA: ¿ "PUERTO O MUERTE "?
La reforma del actual régimen de los trabajadores para la prestación de los servicios portuarios de manipulación de mercancías, recientemente planteada por el Gobierno a través del Real Decreto-ley 4/2017, en idénticos o parecidos términos a los de la sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la unión Europea (TJUE) el 11 de diciembre de 2014, reabre un viejo enfrentamiento que parece no tener fin, el del mundo sindical con el mundo legal.
Un enfrentamiento en el que aquél, el mundo sindical, respaldado, oportunista y peligrosamente, por alguna formación política, pone en tela de juicio el mundo legal y lo que éste conlleva en materia de obligaciones, contribuyendo con esta actitud a aumentar el declive de la seguridad y estabilidad jurídicas y a deteriorar todavía más si cabe el actual Estado de Derecho.
Porque recurrir, como lo viene haciendo la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM), al viejo eslogan castrista de "Patria o muerte!", para defender lo indefendible al grito de "Puerto o muerte!", no hace sino reflejar, primero, la debilidad jurídica en que se sostiene su posición; segundo, el desprecio por la normativa vigente, que sólo le resulta aceptable en tanto protege su derecho a perpetuar en el tiempo su privilegiada situación laboral, pero no, en ningún caso, en cuanto defiende el derecho a la libertad de establecimiento y de prestación de servicios, avaladas por la legislación y jurisprudencia comunitarias; y, tercero, la indiferencia hacia los costes y extracostes derivados de la falta de aplicación de la sentencia anteriormente citada -multas-, de la caída de los tráficos en nuestros puertos y de la carencia de suministros experimentada por algunas empresas.
Con ser esto malo, no es con todo lo peor, pues lo peor, como decía al principio, es el apoyo negligente y temerario por parte de algunas formaciones políticas a esta posición sindical. Si estas formaciones políticas aspiran, como parecen aspirar, a conquistar el poder, la manera cómo interpretan la normativa vigente puede darnos una ligera idea de lo que harán con ella cuando lo conquisten, salvo que asuman que nos encontramos ya en una situación pre o revolucionaria, en la cual, como decía Merleau-Ponty, el delito no se define según el derecho establecido, sino según el de la sociedad que se pretende instaurar. Hace años, alguien dijo que Montesquieu, el de El espíritu de las leyes, estaba muerto; pues bien, ahora, por si hubiera dudas acerca de ésto, no es que esté muerto, es que su ataúd ha sido remachado en las cuatro esquinas para disipar cualquier esperanza de resurrección.
Antonio Viñal
Antonio Viñal & Co. Abogados (AVCO)