CAMPAÑA ELECTORAL: ¿CASTING O IDEAS?
Hace unos días, dos Embajadores extranjeros, en el transcurso de sendas entrevistas que mantuve con ellos, me expresaron su preocupación por las consecuencias que la actual incertidumbre y provisionalidad políticas está causando en las relaciones bilaterales de nuestro país con los suyos, hasta el punto de que sus gobiernos se han visto forzados a eliminar a España de las agendas europeas de sus Presidentes o Ministros, al menos hasta que el panorama pueda aclararse con unas nuevas elecciones que muy pocos quieren, pero a las que todos parecemos abocados.
Pero, ¿es esto posible, es posible que éste, el panorama, digo, pueda aclararse? ¿Es posible que unas nuevas elecciones traigan consigo un cambio radical en la forma cómo nuestros políticos aborden los problemas nacionales? ¿Es posible que lleguen a darse cuenta de que lo que importa no es saber "quién será", sino "qué hacer"? ¿Es posible que no adviertan que lo que preocupa no es lo que creen que están haciendo, sino lo que de verdad están haciendo?.
Hay muy pocos políticos que parezca que estén dispuestos a enfrentarse de verdad a los problemas que tenemos planteados, tal vez porque estos problemas les afectan a sus partidos de manera muy directa, empezando por la corrupción, que exige la adopción de unas medidas muy drásticas. Continuando, en segundo lugar, por su reticencia a defender la legalidad constitucional hasta las últimas consecuencias, una defensa que es clave para evitar la quiebra del Estado de Derecho, y que por serlo tiene que estar por encima del hecho de que la misma no goce del fervor popular de ciertos colectivos, ya sean nacionalistas o populistas. Y concluyendo, en fin, con su falta de coraje para iniciar o completar ciertas reformas de calado, como la administrativa o la territorial: aquélla, con la supresión de organismos cuya única justificación es el mantenimiento de determinadas redes clientelares y con la simplificación de procedimientos burocráticos paralizantes; y ésta, con la eliminación de diputaciones o la fusión de ayuntamientos.
No sé si nuestros políticos tendrán la valentía suficiente para convertir en realidad alguna de estas cuestiones o si, por el contrario, concluida su vida parlamentaria, se limitarán a consignar en sus diarios o memorias las oportunidades que tuvieron al alcance de la mano y no aprovecharon. Uno de los mejores y más lúcidos libros de Manuel Azaña, el que lleva por título "Causas de la guerra de España", escrito al término de la guerra civil, cuando se encontraba exiliado en Collonges-sous-Salève, refleja, justamente, las ocasiones perdidas por su parte y por parte de los gobiernos republicanos de los que formó parte para enderezar el rumbo que condujo fatalmente a lo que condujo. No quiero decir con ello que la situación sea parecida, ni que el desenlace vaya a ser el mismo, desde luego que no, sino que lo que hay que hacer debe ser hecho sin más dilación, pero para ello precisamos no de líderes de circunstancias, preocupados por el casting electoral, sino de líderes de ideas, dedicados a solucionar nuestros problemas, que es otra cosa muy distinta. Pero, ¿existen?.
Antonio Viñal
Antonio Viñal & Co. Abogados
(Artículo publicado en el Suplemento Euro del Diario Atlántico, domingo 1 de Mayo de 2016)